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La Búsqueda del Futuro de los Jóvenes de Turquía – Furkan

Furkan
Universidad Técnica de Medio Oriente – ODTU

La Búsqueda del Futuro de los Jóvenes de Turquía

En la madrugada del 19 de marzo, Turquía se vio sacudida por la detención de un gran número de personas por la policía en redadas domiciliarias en el marco de investigaciones sobre corrupción y terrorismo.

Para empezar, conviene decir que la materialización de esta posibilidad, de la que se hicieron eco los medios de comunicación nacionales hace meses y en la que los periódicos próximos al Gobierno tantearon la posible reacción con sus publicaciones, no es una sorpresa para nadie.  La creciente intensificación de los conflictos entre cliques de las alas gobernante y opositora y de los grupos capitalistas en su conjunto fue un claro presagio de lo que estaba por venir, ya que estas tensiones se hicieron más visibles de lo habitual.

Cuando la coyuntura política del país alcanzó condiciones favorables para el siguiente paso del gobierno, lo que estaba por venir se hizo realidad. Sin embargo, con los pasos dados por el gobierno se ha visto que la operación exhaustiva, que se ha llevado a cabo de diversas formas durante mucho tiempo con el fin de criminalizar al grupo político en cuyo centro se encuentra İmamoğlu, una fuerte figura política, no ha encontrado respuesta en la opinión pública.

Además de la eliminación por Erdoğan del rival más fuerte que se le podía oponer en las elecciones, esta medida significó mucho más para sectores de la población:  La derogación deliberada de la legalidad por parte del AKP, la práctica suspensión del derecho a elegir y ser elegido, el apretarse el cinturón con políticas económicas neoliberales, el régimen laboral que profundiza la desigualdad y el aumento de la pobreza…

Fueron estas condiciones en su conjunto las que convirtieron el 19 de marzo en un importante punto de ruptura política para el conjunto de la sociedad y sacaron a la calle a decenas de miles de ciudadanos; fueron estas condiciones las que reavivaron la dinámica de lucha de los jóvenes que buscaban una salida al oscuro panorama en el que se encontraban preocupados por su futuro y el de su país.

En la actualidad, nuestro país está cada vez más lejos de establecer siquiera un nivel de vida mínimo para los estudiantes, así como para todos los segmentos de la población que viven directa o indirectamente de su trabajo. En realidad, no es posible hablar actualmente de ningún indicio de que se esté observando una sensibilidad hacia la construcción humanitaria de la vida social, sino todo lo contrario: En la contradicción fundamental, la clase capitalista, que no tiene un obstáculo como la clase obrera como actor políticamente consciente y organizado, está transfiriendo recursos de los ahorros de los trabajadores a su propia clase amparándose en el discurso de la crisis económica, que se considera un elemento retórico como desmienten los datos concretos.

El presente régimen de acumulación de capital, que puede calificarse de forma realista de choque distributivo, provoca que la parte que se lleva el pastel, que ha ido creciendo a lo largo de los años, se vuelva más desequilibrada a los ojos de las clases con el paso del tiempo. La proporción de jóvenes en este cuadro es, por esta misma razón, bastante clara: Tener que trabajar a la vez que se estudia, la apertura de los campus universitarios al mercado, la pérdida de valor de los títulos, la falta de actividades sociales y culturales… Estas circunstancias van acompañadas de un estado de ánimo que desespera del futuro, debilita los lazos con su país y busca una salida con posibilidades de salvación individual marchándose al extranjero.

Esta descripción de la vida social, que puede observarse en los elementos supraestructurales con los que el duro régimen laboral está en relación dialéctica, crea naturalmente ejemplos que no encajan en este marco para quienes se oponen a ellos. Como han demostrado más claramente las recientes movilizaciones sociales, los jóvenes no aceptan la vida que se les ha asignado.

Se puede afirmar que los jóvenes, que nacieron en los años del AKP y pasaron una parte importante de sus vidas bajo las duras condiciones establecidas por este gobierno, no han sido testigos de un movimiento popular a gran escala en el país, salvo la Resistencia de Gezi, que corresponde a la infancia de estos jóvenes.

Esta generación de jóvenes, los universitarios de hoy, había creado ejemplos de expresión abierta de sus reacciones que a veces iban más allá de los límites que se les habían fijado en los últimos años, cuando no existía una movilización social como la de estos días. La juventud mostró su presencia en la arena política y se puso a la orden del día con protestas masivas contra muchos escándalos que no rebasaban la construcción ordenada de la vida social y eran inherentes a este marco, pero que causaban indignación a los ojos de las masas por su llamativo contenido en términos humanos.

Los jóvenes conmocionados por la pérdida de sus amigos de la misma generación de edad, que tenían condiciones de vida y agendas comunes, demostraron con sus enérgicas reacciones que no podían dejarse intimidar por la insensibilidad y que sus sentimientos de solidaridad social y de lucha estaban vivos

– tanto para sí mismos como para los demás. No obstante, en última instancia, es importante señalar que estas reacciones en el pasado no han ido más allá del limitado periodo de tiempo en el que se han producido por separado e individualmente en algunos campus y centros urbanos.

El punto de distinción más crítico, en el que el hoy va más allá del ayer, es que las reacciones que se dan en las distintas ciudades y campus tienen un perfil que se refuerza y enriquece mutuamente al interactuar con distintas formas, acercándolas así a un plano visiblemente común más allá de las motivaciones básicas para la acción.

Después de años en los que la existencia o inexistencia del movimiento juvenil fue objeto de debate, en los que incluso podemos señalar la existencia de este debate como prueba de que no existía ningún movimiento que pudiera calificarse de movimiento juvenil…

Este cambio en el carácter de la lucha de la juventud inquieta apunta no sólo a una diferencia cuantitativa en la forma de movilizar a amplios sectores de la sociedad, sino también a un cambio cualitativo del que no habría sido posible hablar no hace tanto tiempo.

La búsqueda de la juventud es hoy, como ayer, una salida al oscuro panorama de la ausencia de futuro. Precisamente en este punto, es fundamental recordar que el capitalismo, que representa un régimen especial del poder político actual, dispone de diversas herramientas destinadas a los jóvenes, así como a todos los segmentos de la sociedad, ante la necesidad de reproducir su propia legitimidad para garantizar su continuidad.

No podemos esperar que la clase capitalista, que opera con una conciencia de clase y una organización interna desarrolladas, revele claramente el marco restringido que traza para la juventud, y es obvio que tomará medidas sistemáticas contra la aparición de vías alternativas que tengan el potencial de perjudicar su propia supervivencia, y finalmente el sistema capitalista sustituirá tales alternativas por opciones que no supongan un peligro.

Aunque no ofrezcan una solución real, la vía de salida que buscan los jóvenes puede coincidir en ocasiones con estas alternativas artificiales, ya que son réplicas difíciles de reconocer y exitosas.  Por ejemplo, la narrativa liberal, que niega las condiciones materiales del ser humano, atribuye su dificultad a la insuficiencia de su propia voluntad y, por tanto, hace que el individuo absorba su reacción esencialmente justificada volviéndola contra sí mismo, constituye uno de estos vórtices disfrazados de salida.

Este argumento ideológico, que en la actualidad encuentra con mayor facilidad la práctica que necesita con la apertura de los campus al mercado, convierte a los estudiantes en seres impulsados por sueños de salvación individual, que consumen el dinamismo de la juventud con las sociedades de carrera, y que consideran una actitud digna perseguir a la empresa en la que quieren hacer pasantía, lo que hace que los estudiantes y la juventud carecen de sentido. El deseo de salir del país y el sueño de vivir en el extranjero surgen de un trasfondo similar. Aunque no es el tema de este artículo, cabe señalar que la socialdemocracia también funciona como herramienta dentro de este ámbito en el campo político – ideológico.

Es evidente que los jóvenes de hoy en día, en comparación con el pasado, desconfían y se distancian de tales alternativas, y una de las consecuencias más críticas de la reciente movilización es este cambio de marco.

A pesar de todos los signos de interrogación, puede afirmarse que la nueva posición, pese a todos los interrogantes en mente, contiene una fuerte tendencia de los jóvenes a equiparar su propio destino con el destino del país y a ponerlo en común. El reflejo de mostrar la voluntad de actuar sobre este futuro común, que no se queda sólo en el plano de la constatación, es la contraseña básica de la serie de acciones que constituyen el objeto de este artículo.

Es posible afirmar que no existen distinciones ideológicas tajantes en cuanto al carácter político de los jóvenes movilizados, en este contexto, asuntos que están a la orden del día en los medios de comunicación, como el hecho de que los jóvenes nacionalistas y socialistas marchen juntos, pueden explicarse por la transitividad en la búsqueda y el carácter que hemos mencionado. Se ve que los puntos que separan políticamente – ideológicamente a grupos de diferente posicionamiento son tratados con bastante superficialidad por los jóvenes. Si observamos los últimos años, en los que las condiciones de participación en la política se han debilitado y la desorganización se ha convertido en una seña de identidad, no debería sorprendernos este panorama en el que no está claro quién defiende qué y para qué.

Una fuerte reacción, confusión sobre cómo expresar esta reacción, apertura a la participación en organizaciones sociales y una búsqueda exhaustiva, cuyos resultados sólo se verán con el tiempo…

Hoy en día es decisiva la existencia de la búsqueda y, por supuesto, a dónde conduce: La reivindicación de la igualdad frente al reparto desigual, la exigencia de libertad, que puede considerarse la seña de identidad del movimiento juvenil por su dinámica, el laicismo frente al diseño de la esfera pública con elementos religiosos, la república simbolizada por los valores fundacionales del país, la independencia con una verdadera resistencia patriótica frente a las acusaciones de tener raíces en el exterior… Es evidente que transmite vibraciones positivas para el futuro.

Es sumamente importante que los estudiantes universitarios fortalezcan la tendencia a opinar sobre la política, sobre las condiciones que determinan su futuro y el de su país, y a actuar como respuesta práctica a estas opiniones, en unas condiciones donde el poder político lleva muchos años impidiendo sistemáticamente la participación del pueblo en la política. Lo determinante en el futuro será la forma de reconstruir estos canales por parte de los jóvenes que se reúnen en los campus y las facultades, debaten y toman decisiones juntos, aplican estas decisiones juntos y ven sus efectos de vez en cuando, convirtiéndose así en subjetivos.

En definitiva, la ruptura política se convirtió en un símbolo de la ira y la búsqueda acumuladas durante mucho tiempo por la juventud, que se desbordaron en las calles. Ha desencadenado un despertar que no puede sofocarse rápida y fácilmente. Se ha convertido en una práctica de subjetivización de una generación, a la que el gobierno intentaba intimidar y a la que muchos miraban con desprecio, mediante el despliegue de una voluntad colectiva contra la falta de futuro que se les imponía.

Es posible mantener viva y política esta nueva zona, rebosante de juventud, aunque cese el fervor en las calles, a través de los diversos canales que se creen. Es esperanzador el hecho de que el marco en el que se pretende dar una respuesta a la búsqueda incluya también referencias a una opción independiente de izquierdas, en el sentido de proporcionar una base para que la voluntad existente forme una demanda real de igualdad y libertad.

Finalmente… Quisiera saludar; a ODTU, que ha sido uno de los símbolos de la dinámica juvenil que vuelve la cara a la luz desde su fundación, a la Universidad de Estambul, que recordó a la juventud el optimismo de la voluntad con la barricada policial que destruyó el primer día, y a todos mis estudiantes de secundaria y universitarios que han demostrado que no se conforman con el destino que se les ha impuesto en todo nuestro país, y que nos han dado a todos esperanza para el futuro, con mi convicción inquebrantable de que definitivamente tomaremos nuestro futuro en nuestras propias manos.

Furkan Eren Arslan / Universidad Técnica de Medio Oriente