Marco Jean Paul Apaza Gonzales | Secretario General JDN-FEP
10 de abril de 2021
Este 11 de abril los peruanos acudiremos nuevamente a votar por presidente, congresistas y parlamentarios andinos. La diferencia, es que este año cumpliremos 200 años de República y nos encontramos en una profunda crisis económica y sanitaria (nada nuevo en nuestra historia). En el presente artículo, abordaré las principales aristas de este proceso electoral en medio de una terrible pandemia que ha cobrado más de 55 mil vidas (Fuente: Ministerio de Salud del Perú).
En el Perú siempre hemos hablado de crisis, yo que he tenido la oportunidad de leer los 18 tomos de La historia de la República del Perú, les puedo asegurar que cualquier historiador estará de acuerdo conmigo. Somos un país de crisis constantes, siempre ha muerto gente por razones absurdas, de frío, de hambre, por un celular, por una cartera. Es nuestra realidad.
¿Qué diferencia hay ahora? La principal es que la pandemia ha democratizado el dolor, con tu dinero ya no puedes protegerte, cualquiera puede morir por COVID-19 y no hay claridad en la ciencia para atender los casos más críticos. Yo creo que el nombre del año 2021 debió denominarse “El año de la usura” porque eso es lo que ha ocurrido en la venta de oxígeno, en las unidades de cuidados intensivos (UCI). Nada nuevo en nuestra quebradiza República.
Las cifras oficiales cuentan 55 mil muertos por COVID-19, nosotros sabemos que esta cifra es referencial, miles han muerto en su casa, añorando que un mate de hierbas pueda curar a su familiar. La precaria educación nos ha costado muchísimo, casi ningún peruano tiene claro que diferencia un virus de una bacteria, no saben como tratar a sus enfermos y normalmente se contagian. Familias enteras han desaparecido por esta razón.
Las cosas están mal, pero siempre ha estado así, somos un país de crisis, vivimos en medio del fuego como hace referencia con ironía los memes de “This is fine.” ¿Alguien cree que si elegimos al presidente correcto las cosas cambiarán? Ojalá fuera así de fácil, elegir bien y esperar que todo se resuelva por su cuenta. Pero no, no será así. Lo fundamental en una gran transformación es que la ciudadanía tome conciencia de sus problemas y ejerza acción política directa en el estado.
¿Qué tan involucrado estás en tu comunidad? ¿Perteneces a un sindicato, gremio u organización social? Te interesa que le ha pasado a tu vecino ayer, sabes cuantos amigos han perdido un familiar, has aportado en algo para aliviar su dolor. Supongo que no, vivimos en una crisis moral, que es más preocupante que cualquier otra crisis, el individualismo nos hace pensar en nosotros y nadie más. ¡Qué se salve quien pueda!
Hay algo que quizá no han considerado, la pandemia es masiva, si tu vecino no se cuida adecuadamente te contagiará muy pronto, por ello, la salud pública es fundamental, no importa si tienes la mejor cobertura que el dinero puede pagar, igual te puedes morir. Dependes de la salubridad de los demás, que la gente se sepa cuidar. Aquí tienes la pieza más importante del rompecabezas, tu vida depende de la vida del otro.
En medio de esta reflexión que nos debería llevar a la solidaridad, miles de peruanos privilegiados han viajado para vacunarse, entre ellos candidatos presidenciales, algunas autoridades y empresarios con mucha menos sangre en la cara se vacunaron con las muestras de ensayos clínicos. Incluso el candidato por excelencia, que fue presidente, va puntero en las encuestas para el Congreso. ¡Viva el Perú!
Esta es la política del neoliberalismo, que todos traigan las vacunas y que se salve quien pueda, quien tenga el dinero, quien disponga de poder. ¿Los demás? Bueno, para eso se están construyendo más camas UCI, para que vayamos a morir a un hospital colapsado. No faltará el revendedor que te ofrece un balón de oxígeno que dura 3 horas por 2,300 soles. Es decir, cada hora de vida cuesta alrededor de 750 soles, cerquita de la remuneración mínima vital.
Así están las cosas, muchos muertos por la pésima gestión de la pandemia, un estado sofocado que pide a gritos una nueva administración, un pueblo que seguirá muriendo con la esperanza de que todo cambie cuando entre el caudillo de moda. Pero no, nada cambiará si nosotros no cambiamos, sino nos involucramos en política. Abandonemos el individualismo que nos ha costado miles de vidas y construyamos una nueva sociedad en base a la solidaridad, esa es la gran tarea de la época.
¿Por quién votar? Vota por quien quieras, pero recuerda que tu deber cívico no acaba con el sufragio, necesitamos un nivel de fiscalización enorme para contener la gran corrupción que no se reformará sola, que ha existido desde siempre y que otras generaciones no han sido capaces de combatir. La historia avanza inevitablemente hacia la justicia social, todos los caminos nos conducen a cambiarlo todo, a refundar la República, de eso no tengo dudas.
Las elecciones pasarán, asumirán nuevos gobernantes y continuaremos nuestra historia de decadencia por 200 años más o podemos instalar una Asamblea Constituyente para que las grandes mayorías discutan que país quieren y como el estado debe ejercer su soberanía sobre los recursos naturales. Las potencias extranjeras darán un salto en el aire si hacemos algo así, el terror de perder su patio trasero será canalizada en violencia, así siempre han respondido, pero no tengan duda de que prevaleceremos.
“Los mejores prevalecen cuando saben ser verdaderamente los mejores.”
José Carlos Mariátegui