/QUÉ HACER ANTE LA BARBARIE Y EL NEOFASCISMO – Prof. Enrique Javier Díez Gutiérrez

QUÉ HACER ANTE LA BARBARIE Y EL NEOFASCISMO – Prof. Enrique Javier Díez Gutiérrez

Prof. Enrique Javier Díez Gutiérrez
Universidad de León • España

La educación siempre ha sido un espacio de disputa ideológica y política puesto que, a través de él, se conforman los imaginarios colectivos y los marcos mentales narrativos y explicativos de las sociedades y de las personas que las habitan. Y un espacio en el que la disputa ideológica y políticase da en cada decisión que se toma respecto a cómo abordar el currículum, la organización escolar o las políticas educativas, puesto que esas decisiones definen cómo se concreta el modelo de educación que conformará la praxis concreta en el terreno educativo y el modelo de sociedad que se pretende con esa educación.

Pablo Freire afirmaba que la educación es política. Porque toda forma de mirar al mundo de forma colectiva y compartida es un abordaje político. Supone un posicionamiento sobre qué valores, qué principios, qué prioridades van a marcar la comprensión del mundo, de lo común, de lo que nos atañe a la comunidad, de la “res pública”. Por lo que adentrase en el terreno educativo es adentrarse en la preocupación por el bien común, por el destino de la humanidad y el futuro de las siguientes generaciones.

Esta preocupación se puede hacer desde dos enfoques fundamentalmente. Desde una pedagogía del egoísmo que exalta el logro individual, el interés personal, el talento particular, la búsqueda del beneficio propio y la ventaja en la relación con el otro; o una pedagogía del bien común que promueve el apoyo mutuo altruista, la solidaridad entre diferentes, la inclusión de la diversidad y la cooperación en igualdad y justicia en la relación con el otro y la otra. Hay que optar. Entre estos dos enfoques tan radicalmente diferentes. No hay neutralidad posible. Porque la neutralidad solo sirve para encubrir la justificación del status quo del poder y la desigualdad, al no hacer nada o mirar para otra parte. Como decía Martin Luther King: tendremos que arrepentirnos en esta generación no solo de las perversidades de las malas personas, sino del silencio de tanta gente “buena” que miró para otra parte ante esas atrocidades, como ha pasado ante el genocidio palestino ante el que nuestros hijos e hijas nos preguntarán ¿cómo fue posible que lo permitieras sin hacer nada?

Actualmente estamos ante una grave disyuntiva. Hoy, dos proyectos ideológicos, sociales y políticos avanzan en todo el mundo. Estos dos proyectos encarnan dos formas radicalmente diferentes de entender el ser humano, las relaciones económico-sociales y la educación. El primero, asienta sus raíces en un modelo económico y social capitalista, fundamentado por la ideología libertariana y el conservadurismo reaccionario de la extrema derecha y el capitalismo neoliberal. El segundo, asienta sus raíces en un modelo económico y social basado en el bien común, la solidaridad, los derechos humanos y la ecología ético-crítica, que se fundamenta inevitablemente desde un enfoque anticapitalista, antifascista, antineoliberal, democrático, decrecentista y feminista.

Este proyecto aboga claramente por una pedagogía antifascista inclusiva y democrática al servicio del bien común. Pero, en esencia, ¿qué es esta pedagogía antifascista? ¿en qué consiste? ¿qué estrategias se deben aplicar en el aula, en los centros, en la calle, en la casa, en la sociedad y en las políticas educativas y sociales?

Esta pedagogía antifascista recupera la experiencia de movimientos de renovación pedagógica, de mareas verdes, la experiencia práctica que se está desarrollando en muchos sitios y en muchos centros, que proviene, a su vez, de grandes pedagogos y pedagogas que a lo largo de nuestra historia han propuesto las auténticas revoluciones en educación: Freire, Rosa Sensat, Freinet, Dewey, Montessori y tantos otros y otras que nos permiten decir en educación, como dijo Newton, “caminamos a hombros de gigantes”.

Pues bien, esta pedagogía antifascista se traduce en estrategias concretas que se han de aplicar en todo lo educativo (en el currículum escolar, en el funcionamiento de los centros, en la relación con las familias y el entorno, en la educación social; es decir, de una forma rizomática: en todo lugar y momento, porque todo tiempo y espacio es y debe ser educativo):

1. Una Pedagogía Crítica frente al adoctrinamiento que potencie una educación comprometida con el bien común. La educación pública es la única que garantiza esta posibilidad.
2. Una Pedagogía de los Derechos Humanos y del cuidado de todos Este artículo se publica los seres vivos y del planeta, desde una ecología del decrecimiento que salga del modelo capitalista.
3. Una Pedagogía Laica que respete la libertad de conciencia y permita la convivencia de todos en el espacio escolar y universitario al margen de su ateísmo, agnosticismo o creencia, que es un asunto particular.and allows everyone to coexist in schools and universities regardless of their atheism, agnosticism, or beliefs, which are private matters.
4. Una Pedagogía de la Memoria que garantice el derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición de la barbarie. Es necesario acabar con la impunidad.
5. Una Pedagogía Feminista que eduque en igualdad y también eduque a los chicos en masculinidades igualitarias.
6. Una Pedagogía del Apoyo Mutuo que permita repensar la vida desde la cooperación y la solidaridad frente a la competencia y el individualismo.
7. Una Pedagogía de la Inclusión que vaya más allá de la integración y se pueda desarrollar con medios y recursos (reducción de ratios, más personal docente y de educación social, etc.)
8. Una Pedagogía de lo esencial que priorice un currículum de saberes fundamentales y vinculados con la vida que den sentido al aprendizaje e impidan transformar el deseo de aprender en simple afán de aprobar. simultáneamente en PoliTeknik International y PoliTeknik EspañolTraducción del español al turco y al inglés: PoliTeknik
9. Una Pedagogía de la evaluación democrática que trabaje desde la Pedagogía del Error y enfoque la evaluación como forma de mejora de todo el sistema educativo, saliendo del “régimen PISA” de las pruebas estandarizadas.
10. Una Pedagogía digital crítica que recupere nuestra soberanía digital en manos de los terratenientes tecnofeudales de la nueva economía digital, que se han apropiado del “oro blanco” del siglo XXI: los datos de nuestro alumnado y de los canales de comunicación digital.
11. Una Pedagogía Lenta que permita una enseñanza pausada que desacelere los ritmos escolares y vitales estresados en que vivimos.
12. Una Pedagogía Intercultural y Antirracista que eduque para una ciudadanía mundial sin exclusiones y que considere la diferencia cultural como un valor.
13. Una Pedagogía Decolonial, una educación otra que descolonice el saber.
14. Una Pedagogía Ecosocial del decrecimiento, que descolonice el imaginario dominante del crecimiento ilimitado en la edad del colapso y queenseñe a vivir más simplemente con menos para que, simplemente, los demás puedan vivir, redistribuyendo los recursos del planeta de forma justa.
15. Una Pedagogía de la justicia social que forme en conciencia de clase y derechos sociales, a la vez que cuestiona el emprendimiento neoliberal y la escuela como producción de recursos humanos para el mercado.
16. Una Pedagogía Democrática que convierta nuestros centros en auténticas escuelas democráticas.
17. Una Pedagogía de la Desobediencia que eduque en el derecho a la desobediencia crítica y cívica frente al sistema injusto que promueve el neofascismo, el neoliberalismo y el capitalismo.

Todas estas propuestas, y muchas más que se podrían enumerar, son radicales. Efectivamente. En el sentido de que van a las raíces de lo que sería un modelo de educación realmente antifascista, anticapitalista y antineoliberal, un modelo coherente con los derechos humanos y el bien común.

La comunidad educativa no puede permanecer ajena a la barbarie. Ni a la barbarie planetaria del cambio climático, ni a la barbarie económica de la explotación social, la injusticiaestructural y el saqueo internacional, porque aseguramos que son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. Tenemos que atrevernos a soñar. Nos jugamos el futuro de nuestros hijos e hijas, y el de la sociedad en su conjunto.

En definitiva, se trata de fomentar una cultura política, que partiendo de la escuela avance hacia la sociedad. Necesitamos una Pedagogía Antifascista comprometida política y socialmente (Díez-Gutiérrez, 2025a). Es necesario que pasemos de una pedagogía crítica a una praxis crítica.

Necesitamos tomar partido, sentirnos implicados, comprometernos con el sufrimiento de quienes nos rodean y poner en práctica una pedagogía más comprometida que conecte las aulas de clase con los desafíos enfrentados por los movimientos sociales en las calles con objeto de repensar el injusto orden social actual y contribuir a reconstruir otro mundo posible.

Para ser demócratas hay que ser antifascistas. Para educar en valores democráticos, en el bien común y en derechos humanos debemos promover una educación radicalmente alternativa a la extrema derecha y al neofascismo. Y la escuela es un espacio privilegiado para educar en el bien común.

Es ahora, es el tiempo, es el momento de articular de forma urgente una Internacional Antifascista de Educación (IAE) que haga posible otra educación, otra sociedad, otro planeta desde los principios y valores humanistas y democráticos que hemos establecido como comunidad social, frente a la barbarie a la que nos aboca el mercado, el capitalismo y el neofascismo.

¡No pasarán!  (Díez-Gutiérrez, 2025b)

Bibliography
Díez-Gutiérrez, E. J. (2025a). Pedagogía Antifascista. Construir una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común frente al auge del fascismo y la xenofobia. Octaedro.
Díez-Gutiérrez, E. J. (2025b). ¡No pasarán! Por qué la extrema derecha quiere controlar la educación pública y qué hacer para defenderla. Plaza y Valdés.