/REACIÓN DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES: HACIA UNA FUERZA ESTUDIANTIL GLOBAL – Bertin BANDIANGOU

REACIÓN DEL CONSEJO INTERNACIONAL DE ESTUDIANTES: HACIA UNA FUERZA ESTUDIANTIL GLOBAL – Bertin BANDIANGOU

Bertin BANDIANGOU
Synergie des Élèves et Étudiants du TOGO

Fuente: Creado con IA

Frente a los desafíos cada vez mayores a los que se enfrentan los estudiantes a escala internacional  – desigualdades en el acceso a la educación, presiones económicas o riesgo de represión política– se impone la creación de un Consejo Internacional de Estudiantes. Esta iniciativa tiene por objetivo unir las voces de los estudiantes para defender sus derechos, promover la solidaridad transnacional e influir en las políticas educativas. A continuación se presentan los principales aspectos de esta propuesta.

1. Objetivos: Una plataforma independiente al servicio de los estudiantes: El CIE se situaría como una organización independiente y representativa, cuya misión principal sería proteger los derechos de los estudiantes, al tiempo que estimularía su empoderamiento. Sus objetivos podrían desglosarse en cinco prioridades:

Defender los derechos académicos, económicos y políticos de los estudiantes, especialmente frente a la discriminación, las tasas de matrícula abusivas o las restricciones libertarias.

Fortalecer los intercambios interculturales: crear espacios para el diálogo y proyectos de colaboración entre comunidades estudiantiles de todo el mundo y participar en la capacitación de organizaciones estudiantiles de países con fuerte represión.

Abogar por una educación inclusiva, luchando contra las barreras de acceso y exigiendo reformas para una educación de calidad.

Establecer un diálogo estructurado con las instituciones académicas y los gobiernos, para influir en las decisiones que afectan a la juventud.

Promover el empoderamiento, a través de programas de formación en liderazgo, espíritu empresarial y competencias transversales.

2. Estructura: Una democracia estudiantil inclusiva y transparente

Con el fin de garantizar su legitimidad, el CIE se basaría en una arquitectura democrática, combinando representatividad geográfica y procesos participativos de toma de decisiones:

Representación equilibrada: Los delegados continentales y nacionales serían elegidos para llevar las especificidades regionales (por ejemplo, los desafíos de los estudiantes africanos frente a las tasas de visado, o los desafíos de los estudiantes asiáticos frente a la censura académica).

Un consejo ejecutivo electo: Encargado de las orientaciones estratégicas, se renovaría periódicamente mediante una votación abierta a todos los miembros.

Aprobación colectiva de las decisiones importantes: Las principales orientaciones (presupuesto, campañas internacionales) se someterían al voto de la Asamblea General, compuesta por representantes de cada país miembro.

Consultas continuas: Las encuestas, los foros en línea y en salas municipales garantizarían una conexión constante con el alumnado.

3. Composición: Una alianza plural y comprometida

El CIE agruparía a una diversidad de actores clave para maximizar su impacto:

– Los sindicatos estudiantiles nacionales ya se han movilizado en las luchas locales.

– Representantes de universidades que están abiertas a la cooperación internacional (rectores, profesores-investigadores).

– Las ONG y las asociaciones de defensa de los derechos humanos (Amnistía Internacional, Académicos en peligro).

– Estudiantes influyentes, en especial los pertenecientes a movimientos sociales o con proyectos innovadores.

– Antiguos estudiantes y expertos, cuya experiencia contribuiría a las acciones del consejo (patrocinios, formación).

4. Cuestiones clave: Independencia, innovación y solidaridad
El CIE se debe regir por varios principios fundamentales para garantizar su eficacia y credibilidad:

Independencia absoluta: Financiación mediante aportaciones de los estudiantes y donaciones de los ciudadanos, para evitar cualquier interferencia estatal o empresarial.
Marco legal de protección: Una carta internacional, reconocida por instituciones como la ONU o la UNESCO, para asegurar a sus miembros frente a regímenes represivos.
– Entorno digital: Plataformas colaborativas, seminarios transnacionales y campañas virales en línea (hashtags, testimonios en vídeo) para movilizar a gran escala.
Fondo de Contingencia: Soporte financiero y legal para estudiantes en el exilio, víctimas de la represión o que se enfrentan a una exclusión abusiva.
Asociaciones con Prensa: Colaboración con la prensa internacional para amplificar las reivindicaciones.

Conclusión:
El Consejo Internacional de Estudiantes materializa la esperanza de una generación decidida a hacer de la educación un bien común, no mercantil, accesible a todos. Esta estructura, al unir energías y defender a los que no tienen voz e innovar a través del diálogo, podría convertirse en un actor clave de las luchas del siglo XXI.

„El CIE, por los estudiantes, para los estudiantes — y para el futuro“