El juramento y el derecho de resistencia de los académicos
La libertad científica es un campo de lucha política. Esto se hace todavía más evidente desde el surgimiento de los nuevos movimientos populistas y supremacistas. La desvalorización sistemática del conocimiento científico viene siendo una de las estrategias clave de los movimientos populistas y de alt-right (derecha alternativa) en todo el mundo (Sidky, 2023). Los valores liberales clásicos, tales como la „libertad de expresión“, la „diversidad“, la „libertad intelectual“, la „libertad religiosa“, etc., han sido torcidos para fomentar el anticientifismo.
Asimismo, las sociedades neoliberales fallaron en garantizar esta libertad generando alarma entre los académicos (Basilio, 2025; Witze, 2025) puesto que el mercado y la competencia en sí mismos no son garantías de calidad y libertad de conocimiento en la ciencia (Ferreira, 2022). En cambio, las instituciones académicas tienden a ser propensas al poder político o económico (Ball, 2025; Hegeman, 2024).
Más aún, el apoyo y la aceptación generalizados de la lógica del mercado por parte de los científicos tuvo varias consecuencias, como la superposición del significado de la ciencia con el desarrollo tecnológico, la idea neopositivista de la ciencia como control y la idea de que la competencia es la fuerza motriz de la producción de conocimiento. Sin embargo, el conocimiento es una cuestión colectiva. La ciencia surge de la contribución de muchas personas -a veces impulsadas por el narcisismo, por supuesto- y de un diálogo interminable entre diferentes perspectivas (Silva-Filho, 2024).
A menudo se repite que la ciencia no es democrática, puesto que el consentimiento no es la base de la comprensión del mundo. Este argumento ha sido la diana tanto del anticientifismo como del movimiento descolonizador por razones totalmente opuestas. Mientras que el anticientificismo reclamaba la democratización como la libertad de las personas para creer en lo que quieran o lo que se ajuste a su sistema de valores (por ejemplo, hechos alternativos), la crítica descolonizadora tiene que ver con la exclusión de algunos grupos sociales del proceso de producción, intercambio y validación del conocimiento (Dutta et al., 2021).
Los centros de enseñanza superior son especialmente relevantes, ya que son a la vez agentes científicos y educativos. Las universidades son uno de los lugares donde confluyen dos importantes derechos -la libertad académica y la libertad intelectual- que deben alimentarse mutuamente. El derecho a generar conocimiento y el derecho a buscar conocimiento sin restricciones son dos caras de la misma moneda (Magi & Garnar, 2021). Por otra parte, las universidades son actores del cambio social y tienen la misión de proporcionar conocimientos en beneficio de la comunidad.
Los académicos -tanto en su calidad de investigadores como de educadores- deben reclamar el derecho a resistir contra la presión de ambas partes: el control de los mecanismos del mercado y el control ideológico populista. Esto no significa que los académicos no deban rendir cuentas a la sociedad. Es el momento de imaginar una nueva forma de interpretar lo académico en la sociedad.
Hasta ahora, la respuesta de la comunidad académica ha sido la de reivindicar su superioridad y sugerir „más educación“ para el pueblo. El discurso sonaba como: si alguna vez supieran lo que sabemos, lo entenderían. Exactamente ese planteamiento elitista ha sido fácilmente atacado por la retórica populista, reforzando el anti-intelectualismo y la confrontación de „nosotros“ contra „ellos“.
Mi primera consideración es que la primera forma posible es desconectar la ciencia y la educación de las reglas del mercado. El segundo paso importante es el compromiso con valores más elevados que puedan contrarrestar la negación instrumental populista y la mala interpretación de la ciencia. Estuve pensando en un primer acto simbólico que quiero compartir para iniciar un debate público.
Imaginé el juramento de un académico: un compromiso éticamente vinculante para todo aquel que quiera dedicarse a la enseñanza y la investigación, inspirado en el juramento Hipocrático (Sioutis et al., 2021).
El Juramento Hipocrático no es un acto de sumisión o adhesión a una institución o a una fe. Se trata de un compromiso ético con valores superiores, que vincula a la persona más allá y en contra de cualquier afiliación particular. Por el contrario, comprometerse de este modo es un acto de gran libertad intelectual.
Elaboré un texto del juramento del académico:
“Juro cumplir, según mi leal saber y entender, este pacto:
Buscaré el conocimiento público, abierto y libre en beneficio de todos los seres vivos y del ecosistema planetario.
Nunca colaboraré en ninguna actividad que produzca opresión, violencia, injusticia, silenciamiento o discriminación. Nunca colaboraré en el desarrollo de ninguna tecnología militar o contaminante.
Mis investigaciones siempre se llevarán a cabo „con“ humanos y no-humanos pero no „sobre“ ellos. La codicia, la ideología, los beneficios puramente personales o la censura no silenciarán ni dirigirán mi búsqueda del conocimiento.
Me acordaré de que hay arte en la ciencia, y que la calidez, la simpatía y la comprensión pueden pesar más que los instrumentos técnicos.
No me avergonzaré de decir „no lo sé“, ni dejaré de consultar las competencias de otro. Me comprometeré a educar y capacitar a quienes vengan detrás de mí para que prosigan su empeño de conocimiento de acuerdo con los mismos principios.
Me acordaré de que continúo siendo miembro de la sociedad y habitante del planeta, con obligaciones especiales para con todos los congéneres y seres vivos presentes y futuros, estén sanos o enfermos.
Si no incumplo este juramento, ojalá disfrute de la vida y del arte, respetado en vida y recordado con afecto después. Deseo actuar siempre para preservar las mejores tradiciones de mi vocación y experimentar durante mucho tiempo la alegría de perseguir el conocimiento.”
Me imaginé a todos los futuros investigadores y profesores comprometidos con este juramento al final de los estudios. ¿Cuáles serían las consecuencias de tal compromiso en la práctica de la ciencia y la enseñanza superior? ¿Cómo se verían afectadas las distintas disciplinas (humanidades, ciencias de la vida, ciencias naturales, tecnología)? ¿Cómo vería la sociedad este tipo de académicos?
Se me ocurre que alguien diría que tal compromiso supondría una limitación ideológica a la producción de conocimiento. Otros dirían que puede frenar el desarrollo tecnológico. Otro contra-argumento podría ser que no es respetuosa con la diversidad cultural, ya que introduce principios universales. Todas estas cuestiones deben ser, por supuesto, objeto de debate. No obstante, mi argumento es que los académicos deben tener la brújula ética para navegar por el mundo y comprender las consecuencias de sus actos.
Investigar y enseñar implican el establecimiento de una relación sistémica. El dualismo sujeto-objeto en la relación epistémica es una de las principales cuestiones críticas de la ciencia. En lugar de un dualismo, sugiero que el trabajo de los académicos implique el establecimiento de una relación todo/partes (Tateo, 2020). Cuando el investigador entra en contacto con el objeto de interés (una persona, un fenómeno natural, un concepto), se produce un nuevo todo. Lo que habitualmente se denomina como objeto y sujeto del conocimiento se convierte en un sistema de interdependencias. La idea de que el académico puede interactuar temporalmente con un objeto y volver a su estado anterior tras esa interacción es sólo una ficción. Cuando uno busca el conocimiento, como instructor o como alumno, se establece una interdependencia que necesariamente cambia a ambos sujetos. Esta es una maravillosa consecuencia del trabajo de los académicos, pero también una gran responsabilidad ética. Si uno aplica este principio tanto a los objetos epistémicos humanos como a los más-que-humanos, puede ver cómo las perspectivas epistemológicas de las culturas del Atlántico Norte y de otras culturas indígenas empiezan a acercarse. Esto también está relacionado con la creciente idea de la ética de dar importancia (Naylor, 2023).
En realidad, mi modesta propuesta de un juramento académico es una forma de reivindicar el derecho a decir „me importa“ y, por tanto, no puedo someterme ni someter a otros a prácticas opresivas de ningún tipo, ni en nombre de la „ciencia“ ni en nombre de otras ideologías.
Bibliografía
Ball, P. (2025). Scientific institutions have a long history of anticipatory obedience. Chemistry World.
Basilio, H (2025). “We are a target”: scientific society under pressure after Trump DEI crackdown. Nature. doi: https://doi.org/10.1038/d41586-025-00372-0
Mohan Dutta, Srividya Ramasubramanian, Mereana Barrett, Christine Elers, Devina Sarwatay, Preeti Raghunath, Satveer Kaur, Debalina Dutta, Pooja Jayan, Mahbubur Rahman, Edwin Tallam, Sudeshna Roy, Ashwini Falnikar, Gayle Moana Johnson, Indranil Mandal, Uttaran Dutta, Iccha Basnyat, Cheryll Soriano, Vinod Pavarala, T T Sreekumar, Shiv Ganesh, Asha Rathina Pandi, Dazzelyn Zapata (2012). Decolonizing Open Science: Southern Interventions, Journal of Communication, Volume 71, Issue 5, Pages 803–826, https://doi.org/10.1093/joc/jqab027
Ferreira, A. (2022). Living on the Edge: Continuous Precarity Undermines Academic Freedom but Not Researchers‘ Identity in Neoliberal Academia. In Academic freedom and precarity in the Global North (pp. 79-100). London: Routledge.
Hegeman, S. (2024). Institutional Autonomy and Anticipatory Obedience: Academic Freedom in the University Culture Wars of the 1960s and the Present. The Minnesota Review, 2024(102), 145-163.
Magi, T., & Garnar, M. (Eds.). (2021). Intellectual freedom manual. American Library Association.
Naylor, L. (2023). A Feminist Ethic of Care in the Neoliberal University. Society & Space.
Sidky, H. (2023). The war on science, anti-intellectualism, and ‘alternative ways of knowing’in 21st-century America. Unreason: Best of Skeptical Inquirer, 49.
Silva-Filho, W. J. (2024). The Epistemology of Conversation: First Essays (Vol. 156). Springer Nature.
Sioutis, S., Reppas, L., Bekos, A., Limneos, P., Saranteas, T., & Mavrogenis, A. F. (2021). The Hippocratic oath: analysis and contemporary meaning. Orthopedics, 44(5), 264-272.
Tateo, L. (2020). The Golem of psychology and the ecosystemic epistemology. Integrative Psychological and Behavioral Science, 54(3), 667-676.
Witze, A. (2025). NASA embraced diversity. Trump’s DEI purge is hitting space scientists hard. Nature. doi: https://doi.org/10.1038/d41586-025-00480-x
Sobre el Autor:
Luca Tateo – https://orcid.org/0000-0002-3207-6312
Universidad de Oslo y Universidad Federal de Bahía
No tengo conflictos de intereses a declarar
La correspondencia relativa a este artículo debe dirigirse a Luca Tateo, Departamento de Necesidades Educativas Especiales, Universidad de Oslo, Postboks 1140 Blindern 0318, Noruega. Correo electrónico: luca.tateo@isp.uio.no
Bio: Luca Tateo es profesor de Teoría, Epistemología y Metodología de la Investigación Cualitativa en la Universidad de Oslo (Noruega) y coordinador del Máster Internacional de Investigación en Educación de Necesidades Especiales. Él es coeditor en jefe de la revista “Human Arenas” una Revista Interdisciplinaria de Psicología, Cultura y Significado, y editor en jefe de la serie de libros “Innovaciones en Investigación Cualitativa”. Es miembro del consejo de la Red de Excelencia “Ideas para la Educación Básica del Futuro” sobre Aprendizaje Innovador, Entornos y Prácticas de Enseñanza, con sede en la Universidad Normal de China Oriental de Shanghai. Preside el Comité Internacional de Justicia Medioambiental de la División 52 – Psicología Global de la Asociación Americana de Psicología. Sus actuales campos de investigación abarcan las áreas generales del enfoque ecosistémico de la psicología; la injusticia ambiental y epistémica; la psicología cultural de la educación; la dimensión estética de la vida psíquica; la epistemología, metodología e historia de la ciencia psicológica. Sus próximos proyectos editoriales son: 1) el libro de texto de Routledge Fundamentos de Psicología Cultural; 2) el Libro de Cambridge sobre Psicología y el Planeta: Medio Ambiente, Sostenibilidad Climática y Naturaleza; y 3) la Enciclopedia Elgar de Psicología Cultural.