Marcionila Fernandes
Doctora en Sociología por la Universidad Federal del Pernambuco e professora de Relaciones Internacionales e Desarrollo Regional en la Universidad Estadual da Paraíba – Brasil
Dada su importancia, incuestionable, para la sobrevivencia de la humanidad, la preservación del ecosistema amazónico, entre otros, después del último cuarto del siglo XX, es comprendida, como una cuestión civilizacional y su preservación pasa a ser de los grandes desafíos de los tiempos modernos como necesidad de respuesta a la crisis ambiental global.
Con el objetivo de preservar el Bioma Amazónico, surge en 1990 el Programa de Preservación de las Selvas tropicales de Brasil – PPG7 como resultado de un amplio acuerdo internacional que involucró al Grupo de los 7 países más ricos, Organização de las Naciones Unidas e sus demás agencias, el Banco Mundial además del gobierno brasilero, mobilizado para esta fi nalidad, Organizaciones no gubernamentales ambientalistas nacionales e internacionales, representaciones de los pueblos indígenas, instituiciones científi cas, entre otras. Al PPG7 se debe la propia organización del sistema institucional responsable por la política ambiental brasilera, inclusive el Ministerio del Medio Ambiente, y el Instituto Chico Mendes responsable por la aplicación y fi scalización de la legislación ambiental de Brasil, creada también por infl uencia del referido Programa.
Estudié el PPG7 en mi tesis de doctorado y esas conclusiones, aquí presentadas, son fruto de una extensa investigación sobre el Programa cuando analizo su papel en la formulación de las políticas ambientales y los intentos de aplicabilidad del modelo de Desarrollo Sostenible en la Región. En este estudio traigo contribuciones y presento algunas críticas, consideradas pertinentes en el año 2000, cuando defendí mi trabajo.
Hoy, cuando observo las contribuciones del Programa para preservación de la selva y veo los desmontes de las políticas ambientales por el actual Presidente de la República, que induce desmatamiento de selvas originarias, la ocupación de los territorios indígenas, la polución de los ríos, la ocupación irregular de tierras, entre otras acciones nefastas que tienen la participación del Ministerio del Medio Ambiente y del propio Gobierno Brasilero, comprendo que, en que pese a la crítica de algunos segmentos importantes de la sociedad brasilera que consideran el PPG7 como una intervención externa, comprometiendo la Soberanía Nacional, la critica de la comunidad internacional al gobierno brasilero a través de la propia representación del G7 tiene legitimidade e gran importancia dado la participación de los actores internacionales na construcción del marco regulador del sector ambiental no Brasil e del papel destructivo de ese gobierno que induce al aniquilamiento del ecosistema amazónico, con su biodiversidad única, fundamental para Brasil, cuya importancia planetaria ya no hace parte de las controversias academicas.