/¿Qué intereses se oponen absolutamente a una „educación cualitativa para todos y todas”? – Pep Barceló

¿Qué intereses se oponen absolutamente a una „educación cualitativa para todos y todas”? – Pep Barceló

Pep Barceló
Miembro del Seminari Ítaca d’Educació Crítica (SIEC), Catalunya, ESPAÑA

Los intereses que se oponen absolutamente a una educación cualitativa para todos son los mismos en cualquier parte de nuestro mundo cada vez más globalizado. En países ricos o países empobrecidos, entre clases sociales, entre mujeres y hombres…, siempre encontramos los mismos patrones y las mismas políticas.

Es difícil ver una acción humana que no venga originada por una noción de las cosas, es decir, por unas ideas y el conjunto de ideas de una persona o de un grupo configuran su ideología, es decir, su visión de la realidad. Las ideas, la ideología dan propósito e intención a la acción humana, y hacer realidad este propósito e intención es la política. En cualquier caso, cabe decir que la neutralidad no es posible si hablamos de educación, porque educar, en casa o en la escuela, es dar conocimientos, principios y valores, tiene finalidades: un modelo de persona y de sociedad.

El discurso dominante actual sobre la educación y su carga ideológica.
La ideación en las personas está fuertemente influenciada por el pensamiento dominante mediante su discurso. Hoy el pensamiento dominante, es decir, el conjunto de ideas, conductas y relaciones que se van extendiendo mayoritariamente tiene muchos rasgos de lo que son las bases del pensamiento liberal, hoy neolibe ideación en las personas está fuertemente influenciada por el pensamiento dominante mediante su discurso. Hoy el pensamiento dominante, es decir, el conjunto de ideas, conductas y relaciones que se van extendiendo mayoritariamente tiene muchos rasgos de lo que son las bases del pensamiento liberal, hoy neoliberalismo, el cual observa la subsistencia y la propia condición humana bajo el prisma de los beneficios o intereses económicos. Esta visión es con la que quienes controlan la riqueza, quieren guarecerse en forma de un ideario que, dicen, responde a las circunstancias inexorables de la situación del mundo actual. Es una forma histórica singular que no es nueva y que hoy, en gran medida, su imaginario está constituido por las finanzas, el emprendimiento y el beneficio mercantil. Para su extensión y pervivencia el pensamiento dominante atribuye gran importancia a la creación de una subjetividad en las personas de acuerdo con las líneas maestras de su ideario e interés, y, en este sentido, busca el cambio preciso en la educación de las personas; esto nos permite entender muchas de las políticas educativas actuales. Puede verse claramente en “Prioridades y estrategias para la educación” (Banco Mundial, 1996) donde se dice claramente:

“(…) La evolución de la tecnología y las reformas económicas están provocando cambios extraordinarios en la estructura de las economías, las industrias y los mercados de trabajo de todo el mundo. El rápido aumento de los conocimientos y el ritmo de cambio de la tecnología plantean la posibilidad de conseguir un crecimiento económico sostenido con cambios de empleo más frecuentes durante la vida de las personas. Estas circunstancias han determinado dos prioridades fundamentales para la educación: ésta debe atender a la demanda creciente por parte de las economías de trabajadores adaptables capaces de adquirir sin dificultad nuevos conocimientos (…)”.

Con estos objetivos se pretende arraigar en el pensamiento aquello que tiene muchos rasgos de lo que son las bases del pensamiento liberal de siglos pasados, como se ha mencionado, y que hoy se le llama Neoliberalismo, pero en definitiva no son más que aquellos que quieren controlar la riqueza cobijándose en el supuesto pensamiento. Hoy se pretende dar un paso más encaminado a consolidar y perpetuar el estado de las cosas propicio a sus intereses, ese paso es el cambio de la subjetividad humana, el cambio en las personas. Como dijo Margaret Thatcher “la economía es el método, el objetivo es cambiar el corazón y el alma” (entrevista al Sunday Times, 3 de mayo de 1981); este pensamiento precisa de una persona individualista, competitiva, consumista, autoesplotada, interesada. Esta es la subjetividad neoliberal. Sobre la educación y la enseñanza mantienen que la enseñanza es un servicio que puede ofrecerse de forma eficaz por empresas privadas. La educación entendida como un servicio mercantilizado, que debe ser liberalizado para crear empresas que compiten en el mercado educacional y las familias deben tener la libertad y la posibilidad de elegir en este mercado, y, que la enseñanza debe dotar de habilidades y capacidades a las personas que asegure su éxito en la competencia dentro del mercado del trabajo. Por esta razón, los aprendizajes deben surgir de un currículum elaborado por los expertos porque es una cuestión técnica; este currículum debe centrarse en lo que llaman “competencias básicas o clave” que no es más que priorizar del currículum educativo las enseñanzas basadas, fundamentalmente, en el dominio de las matemáticas, las ciencias y de ciertas habilidades lingüísticas que den una buena preparación para el mundo laboral.

La afectación sobre una educación cualitativa para todos
La política educativa neoliberal reproduce el propio sistema socioeconómico existente, apostando por la productividad y la competitividad propias del pensamiento economicista, al servicio de la sociedad de consumo, del mercado y de la empresa; la enseñanza debe estar al servicio de estos objetivos. Se promueven las ideas, métodos y prácticas propias del mundo empresarial para la conducción de los sistemas educativos introduciendo incentivos, baremos de comparación entre centros, descentralización para la competencia… sin tener en cuenta las características del alumnado que se acoge en cada centro o de la realidad sociocultural. La gestión de los centros educativos debe emular el modelo jerárquico y empresarial, minorando el protagonismo y la participación de la comunidad educativa en favor de equipos directivos afines a esta gestión. Se busca una educación acrítica y disciplinada como el sistema socioeconómico existente demanda para su funcionamiento y perpetuación.

Desde su pensamiento se entiende que el éxito en los aprendizajes depende del esfuerzo y las habilidades naturales de los individuos en el dominio de las destrezas exigidas, dentro de un proceso competitivo con el resto de los alumnos, medido por las calificaciones escolares, y, la actividad del/ la docente debe ser de acompañamiento del alumnado en su proceso de aprendizaje de diversas fuentes que se pondrán a su alcance. En el aspecto educativo/formativo de la persona, es necesario construir una subjetividad que sea activa, emprendedora y competitiva en todos los ámbitos de su vida (laboral, social, familiar…); que sepa adaptarse a las situaciones cambiantes de la vida actual; que se responsabilice de las carencias y/o fracasos de su devenir; y que el consumo y la posesión sea la prioridad de su progreso. Esta visión empobrecida de lo que es la enseñanza implica un acceso restringido al conjunto del conocimiento de calidad que toda persona debe tener.

Hoy la acción de los gobiernos que siguen en su política educativa esta orientación neoliberal tiene tres ejes determinados: seguir entregando servicios públicos a la gestión privada, establecer e incrementar tasas para recibir determinados servicios y abaratar costes laborales. En nuestra realidad, por sus características, la aplicación de los ejes es: consolidación y ampliación de la concertación con centros privados, autonomía/diferenciación de centros, direcciones pseudo-profesionalizadas, organización jerárquica en los centros públicos, evaluación externa del alumnado, incentivos (de distinto tipo) por resultados, precarización y desregulación laboral del profesorado, privatización y externalización de servicios educativos. Medidas que tienen como objetivo poner la educación bajo las leyes de mercado, consolidar un modelo de gestión empresarial y disminuir la resistencia que pueda oponer el profesorado.

Pero es posible una educación
cualitativa para todos y todas.
Es posible otra mirada más preocupada por lo social, por lo común, que también está arraigada en el pensamiento de una gran cantidad de la población y que entiende que el ser humano no existe ni vive aislado el uno del otro, que existe una interrelación, una comunicación, unas dependencias, unas vivencias comunes e, incluso, un futuro como especie. El pensamiento que rige esta mirada es un pensamiento humanista, colectivo, reflexivo y crítico con pasión por la naturaleza humana y se opone a todo lo que injustamente rompa el derecho a una vida digna. Por estas razones tiene gran peso el desarrollo humano, la promoción de valores como la Paz, la Libertad y la Justicia Social, la responsabilidad individual y colectiva o aspectos sociales como la eliminación de la segregación, la consecución de una ciudadanía crítica, reflexiva y participativa, etc. Que entiende que la educación no es un servicio, es un derecho universal; que es insuficiente una enseñanza para dotar de habilidades y capacidades para el mundo laboral; que el currículum debe ser amplio; que el/la docente además de conocimientos transmite valores y capacidades morales bajo el principio de la libertad de cátedra; que el éxito educativo no depende, exclusivamente, del esfuerzo y habilidades naturales de los individuos, sino también del resto de factores que intervienen en el entorno de la vida del alumnado y de su personalidad; que entiende que en las personas existe la vertiente personal y la vertiente social.

La defensa de un currículo amplio para el alumnado. No se debe aceptar que el alumnado debe prepararse solamente para conseguir un trabajo asalariado o propio, productivo y competitivo, y así mantener un buen estatus de consumidor; este enfoque es unidireccional hacia la economía, pero no considera la resolución de los retos de futuro que las personas tenemos en la sociedad contemporánea (el proyecto vital de cada persona hoy, el medio ambiente, la alimentación, el agua…). El currículo educativo debe tener, también, un posicionamiento social y humanista, el currículo debe servir tanto para la realización de las personas como para entender el mundo, su funcionamiento y mejora; uno de los objetivos del currículo es que los/las estudiantes lleven a cabo alguna forma de acción en sus contextos, porque el aprendizaje, en sí mismo, es una forma de actuar a nivel individual. Aprender es, en definitiva, tomar conciencia, por eso el currículum debe orientarse hacia lo que es esencial: aprender a pensar y dotar de capacidades a las personas para saberse sujetos activos con posibilidad para intervenir en la transformación y mejora de la sociedad y del mundo que le rodea. Por todo ello el currículum debe ser amplio y diverso, anclado en el territorio, con actividades ligadas al entorno cercano o no, con contenidos comprometidos con la sostenibilidad, el mantenimiento de la vida y la ética ecosocial que forme una ciudadanía crítica de personas conscientes. Este currículo debe contener el conjunto de saberes, valores y actitudes que necesita una persona para su desarrollo y para su vida; cabe insistir en que el currículum educativo no puede obviar ninguna dimensión de la persona, ni la individual, ni la colectiva ni la social del ser humano (conocimientos, actitudes, valores o formas de cultura…)

En una educación cualitativa para todos y todas, el profesorado no puede tener un papel subsidiario en el proceso educativo del alumnado. Su papel no puede ser de mentor/a o guía de un alumnado, que construya su conocimiento a partir de diferentes fuentes; los/las docentes son transmisores/ras del conocimiento, conocimiento que posiblemente no adquirirá el alumnado en otro lugar. Sobre la función docente está más que demostrado que el profesorado tiene motivaciones profesionales y sociales suficientes para sentirse satisfecho de ser docente, sin necesidad de políticas de incentivos y otros cambios en la carrera docente; sólo quiere medios suficientes para poder hacer bien su trabajo (sentirse eficiente es la motivación más poderosa).

Ciertamente que, en el futuro próximo, o lejano, surgirán nuevos retos con los que deberemos replantearnos lo que hacemos, pero hoy se hace necesario persistir en denunciar la visión reduccionista de la educación que nos quieren imponer (por ejemplo, la educación basada en adquisición de lo que llaman competencias básicas); en la falta de tiempo para trabajar sosegadamente y por el resto de las condiciones necesarias, tal y como lo requiere la educación de niñas, niños y jóvenes. También deberemos persistir que el trabajo en los centros se haga conjuntamente (debatir, decidir y realizar) y, de ser posible, contando con el resto de la comunidad educativa.