/EL FIN DE LA DEMOCRACIA BURGUESA EL COMIENZO DE LA DEMOCRACIA DIRECTA – Mahir Konuk

EL FIN DE LA DEMOCRACIA BURGUESA EL COMIENZO DE LA DEMOCRACIA DIRECTA – Mahir Konuk

Mahir Konuk
Investigador-Autor – TURQUÍA

Un fascista liberal „Occidental“ (K. Schwabs) en su discurso en Davos, uno de los cuarteles generales de la pirate­ría mundial, declara a los trabajadores de su propio país y a todos los pueblos del mundo lo siguiente:: “Ya ni siquie­ra hace falta que se hagan elec­ciones, porque podemos prever e incluso saber de antemano cuáles serán los resultados”. ¡Qué osadía! La proclamación de la esclavitud ab­soluta que impone el capital financie­ro a toda la humanidad; más aún, la claridad con que establece los límites del alcance de un proceso de „aniquila­ción – destrucción“ que promulga jamás había alcanzado tal magnitud. Sucede que la razón de la retirada de la tesis del „fin de la historia“, que es otra ex­presión de una misma cosa, por parte de los „compinches“ intelectuales del capital mundial, no era otra cosa que preparar el paso de un ataque genocida dirigido contra toda la humanidad del plano ideológico al plano práctico de la política…

Las mencionadas palabras de este „compinche“, que es un fascista libe­ral además de su posición ideológica y política, también pueden definirse como un indicador de la arrogancia completa del capital global contra el mundo obrero. Pero, ¿qué es lo que lleva a los capitalistas y a sus „compin­ches“ a semejante arrogancia? ¿Quie­ren decir, como se puede deducir de la frase, „Pueblos trabajadores, ya no os tememos“? ¿O la arrogancia no es más que una demostración de fanfarrone­ría que intentan mostrar para dominar sus miedos? Consideramos que ambas apreciaciones se aproximan bastante a la realidad, pero distan mucho de ser una descripción completa de lo que es­tá ocurriendo: “No hay manera. No disponemos de mucho margen de maniobra, tampoco tenemos posi­bilidades de existir compartiendo. Así pues, nos guste o no nos guste, no podemos ser de otra manera, no tenemos otro camino que seguir y no tenemos otras mentiras que contar. Por consiguiente, no nos queda otra salida que jugar nuestra última baza aceptando la verdad que conocemos mejor que nadie.

Si hubiera sido de otro modo, es de­cir, si fuera posible gozar debidamente de la posibilidad de „explotación“ per­maneciendo dentro de las estrechas fronteras de la „democracia burguesa“, -que no siempre son permeables al tra­bajo y al obrero o menos permeables en función de la relación de fuerzas en la lucha de clases-, no se habría llevado la monopolización del capital a su actual dimensión globalizada, ni se habría hecho saltar por los aires las fronteras nacionales de su propia „patria“, el „Es­tado-nación“, y transferido el capital a la patria de sus pasados „enemigos mortales“ (como China…). Si el capital globalizado en su forma actual tuviera otra visión del futuro en la „historia de la humanidad“ de la que pudiera apro­vecharse, en Francia, el país tanto de la „revolución democrático-burguesa“ de 1789 como de la „Comuna de París“ de 1871, que fue una experiencia de „democracia directa“, no habría puesto a „un compinche globalista“ de tercera clase (Macron), un autoproclamado dios Júpiter, a cargo de „La République“, el templo de la burguesía francesa; ni le habría permitido abrir las deterioradas puertas de „Le Palais des Versailles“, símbolo del movimiento „contrarrevo­lucionario“ en la historia del país, for­zado varias veces por los revoluciona­rios, para „volver al pasado“. Si hubiera tenido la oportunidad de actuar de otro modo, no habría intentado que un hom­bre al que llevó al poder en Turquía a través de las elecciones con „un puñado de dólares de propina“ desmantelara una sociedad de antaño, destruyera la república e instaurara un Estado de „sharia-saltanato“.

¿Por qué el fin de las „democracias burguesas“?

Como que la „democracia burguesa“ es históricamente la sustitución y el restablecimiento de una dominación de clase dirigida por el „capital“ me­diante revoluciones u otros métodos; la vida de tal „democracia“ se limita a las posibilidades históricas del „siste­ma capitalista“, que es una forma de dominación de clase directamente ad­herida a la sociedad. En este sentido, el destino del capital y el destino de la „democracia burguesa“, que expresa su existencia política, está limitado a las posibilidades que realmente puede tener en la Historia de la Humanidad. Esto quiere decir que la „democracia burguesa“ como una „forma política“ y el „sistema capitalista“ como una forma social, aunque sean formas específi­cas de la intervención del capital en el proceso antropológico que llamamos humanización en su propio tiempo y espacio, constituyen formas eternas y incesantes de la existencia general que llamamos „sociedad humana“. Al igual que el „dinero“, que se define en su fun­ción general de „valor de cambio“, no se inventó para que el „capital“ adquiriera un poder supra-histórico…

La cuestión de la „democracia bur­guesa“ como objeto de investigación y reflexión puede ser considerada y analizada con los limitados conceptos y métodos de la „ciencia política“ y su contenido „cotidiano“, pero cuando se plantee la cuestión del „fin de la de­mocracia burguesa“ con la objetivi­dad que puede contener, se verá que tal planteamiento es insuficiente. Se puede comprobar un excelente ejem­plo de ello en los trabajos del científico francés Emmanuel TODD, que es un científico burgués „hasta la médula“, que vocifera con orgullo su „burguesía“ de diversos orígenes a los „compinches globales“ y defiende su burguesía con­tra el „capital global“ y otras institu­ciones y elementos (la moneda Euro) „supranacionales“ que según él atentan contra la „independencia nacional fran­cesa“. E. TODD es un científico francés contemporáneo, un escritor de historia mundial muy versado en antropología, economía, ciencias políticas, demogra­fía y otros campos científicos, heredero de la tradición de la „Ecole des Annales“, que hace hincapié en „la observación y la evaluación durante un largo periodo de tiempo“.1

Hay que recordar que E. TODD no es un científico „coherente desde el pun­to de vista interno“ y „de éxito en su campo“. Aparte de aportar gran canti­dad de información, conceptos y datos importantes en diversos campos de la ciencia, también fue quien anunció el hundimiento de la URSS a la burguesía globalizante en 1976. TODD, en su ca­lidad de „demógrafo“, intentó justificar esta afirmación „profética“ basándose en el fenómeno de la „mortalidad in­fantil“, que en aquella época alcanzaba niveles elevados en la URSS, y explicó la „Revolución de Octubre“ por el hecho de que el tipo de „familia comunitaria igualitaria“ que prevalecía en la socie­dad rusa era decisivo en las relaciones entre los individuos. En breve profun­dizaremos en la veracidad y falsedad de estas tesis de TODD, que tienen que ver con la práctica social y política. No obstante, aquí nos urge señalar que el mismo TODD considera hoy a EE.UU. -y, de hecho, a todo Occidente- como el „líder del poder mundial“ que se está derrumbando por razones similares..

Además de todo esto, el „profeta“ TODD sostiene que la humanidad ha entrado en un proceso de transforma­ción que va más allá del „periodo neo­lítico“, utilizando indicadores similares (como la mortalidad infantil) a los que siempre utiliza como demógrafo. No obstante, no plantea una nueva forma­ción social fuera de la determinada por el sistema capitalista, ni una institución política que pueda sustituir a la „demo­cracia burguesa“, que se caracteriza por el „sistema parlamentario representa­tivo“ en sus diversas variantes. Para él, el capitalismo global es una desvia­ción „economicista“ y „destructora de la independencia nacional“ del „sistema capitalista“, que según él constituye la única organización económica y social. Resumiendo, él no es más que un „in­dividualista“ y un „BCBG“ („chico de familia elegante y limpio“) en términos franceses, que añora a la „burguesía nacionalista“ y favorece la continua­ción de la „modernización“.

Por otra parte, debemos destacar que, como científico „auto-materialista“ (Lenin), hemos obtenido una informa­ción inestimable de E. TODD. La más importante de todas las cosas que he­mos aprendido sobre el mundo de los fenómenos y los conceptos en sus obras es sobre la situación actual, que él des­cribe como „derrota“ o „desintegración“ (La défaite) y que nosotros definimos como „aniquilación-destrucción“. Final­mente, basándonos en sus datos, po­demos decir lo siguiente: El despertar de la humanidad a un nuevo día, a una nueva sociedad, a una nueva forma de ser, ¡no se realizará ciertamente bajo el „modo de producción capitalista“ y su sistema social, su prolongación políti­ca, la „democracia burguesa“! Entonces, expliquemos ahora cómo justificamos esta afirmación.

Fenómenos experimentados

La existencia de un „capitalismo glo­bal“ no es, como afirma TODD, el resul­tado de una „desviación economicista“ de los políticos, sino del hecho de que el capital ha agotado históricamente su capacidad de socializarse, es decir, la capacidad de realizarse, del mis­mo modo que lo han hecho antes otras formas de producción. A consecuencia del desplazamiento del capital gradual­mente al extranjero, el „Estado-nación“ de Francia, que, como nuestro propio antropólogo ha señalado en todas las ocasiones, ha sido fuente de inspira­ción para toda la humanidad, ha sido sistemáticamente destruido por los poderes políticos en los últimos 30-40 años. Esto es el ejemplo más concreto del fenómeno del „fin de la democracia burguesa“, primero el colapso económi­co y luego el político. En efecto, algunos economistas franceses afirman que la proporción de capital socializado me­diante inversión en la producción (capi­tal variable) en el capital total del país ha descendido hasta un 5%.

La desaparición de la socialización del capital y de las condiciones materia­les para la reproducción continua de la existencia humana indica que las condi­ciones para la destrucción y la extinción antropológicas también han pasado a primer plano. En consecuencia, al igual que en Francia, ha aparecido, también en Turquía, un fenómeno „a escala an­tropológica“ y global que lo determina todo: Los procesos de „individualiza­ción-socialización=humanización“ y la ecuación formada por ellos, que antes estaban vinculados entre sí con lazos dialécticos muy estrechos, han saltado por los aires a causa de un siste­ma económico y sociopolítico que se ha salido del tiempo-espacio. Debido a que la perspectiva política del mundo ente­ro ha cambiado con este fenómeno, los procesos antropológicos implicados en el mismo también se han redefinido de acuerdo con la situación actual.

El proceso de individuación y la cuestión del sujeto

Con el cese de la socialización e in­cluso con su retroceso al pasado, ha emergido un nuevo tipo de indivi­duo, que se demuestra a sí mismo unilateralmente participando en la función de eliminar el proceso de socialización, que se sobre-indivi­dualiza a cada paso y que puede conver­tirse en un sujeto-individuo ni siquiera para sí mismo, sino sólo para el capital y el sistema capitalista. Este individuo neoliberal-postmoderno Thatcheriano, que tiene libertad para existir sólo co­mo „anti-sociedad“, es el sujeto ideal de la formación „oligárquica“ que sustituye a la democracia burguesa, y es el indivi­duo que deja el derecho a ser individuo por sí mismo como „depósito“ al capi­tal global a cambio de la participación en el sistema. Puesto que este individuo no es un individuo para la sociedad de la que se ha apartado, también se ha ale­jado de ser „un individuo para la huma­nidad“. En la actualidad, además de este tipo de individuo, está adquiriendo ma­yor protagonismo un perfil individual totalmente nuevo que participa en el proceso de humanización mediante su intervención en la „producción social“, que es el proceso opuesto.

La socialización y su objeto

El sujeto de la socialización es el in­dividuo que, al participar en la repro­ducción continua de la vida humana, que no puede ser posible sin la socia­lización, se convierte también en „el individuo para sí mismo“. Este tipo de sujeto presenta un fondo y una forma de acción muy diferentes de los suje­tos-compinches que constituyen la tur­ba que se aplasta entre sí para penetrar en el sistema con el fin de mantener en „estado vegetativo“ el sistema capitalis­ta, que se ha convertido en un „agujero negro“ en la época de la globalización, propagando la muerte. Al ser capaz de existir mediante su participación en el proceso de reproducción de la vida hu­mana, es también un „sujeto para la humanidad“ o un sujeto del proce­so de humanización…

Los individuos que son sujetos de socialización y/o humanización y que representan el futuro debido a es­ta posición en el tiempo-espacio, y el „grupo de identidad“ formado por ellos también constituyen ejemplos de las nuevas formas de socialidad del futuro. Fuimos testigos de su actividad como movimiento social politizado durante el „revuelta de junio“ en Turquía y el „movimiento de los chalecos amarillos“ en Francia.

La „democracia directa“ y la cues­tión del sujeto de la democracia

La „democracia parlamentaria repre­sentativa“, o „democracia burguesa“ abreviadamente, concebía una partici­pación popular del „pueblo trabajador“, nacida de las revoluciones y portadora del proceso de socialidad y humaniza­ción bajo diversas formas en el tiempo y en el espacio, y sin esta participación carecía de sentido político práctico y teórico. Dicha participación de carácter político era, naturalmente, una conse­cuencia espontánea de la participación en la reproducción continua de la vida humana y social. No obstante, como in­cluía a la burguesía como responsable de las normas y de su cumplimiento en favor del capital, ocultaba la realidad de la relación directa entre el „sujeto re­al“ (el trabajador) y el „objeto social“ (la democracia), una relación que excluía a la „burguesía“, uno de los parásitos creados por la historia. Lo que hemos citado en la introducción es, en este caso, un ataque a la realidad de que la clase trabajadora es el „sujeto“ activo del fenómeno de la „democracia“, que incluye la „participación política“ con la que está „existencialmente“ vinculada, y que debe ser evaluada junto con el fenómeno del „punto muerto“ del labor humano actual.

La clase capitalista, en todos los paí­ses donde domina el capital global, ha­ce tiempo que prácticamente ha puesto fin al gobierno de los „elegidos“. El „com­pinche“ que está al mando de Francia ha declarado que el país, que según él go­bierna con un poder divino, es una „Na­ción Start up“; su homólogo en Turquía, formado por un grupo no elegido del mismo tipo, se hace cargo arbitraria­mente del gobierno haciendo caso omi­so de las leyes fundacionales del país. Mientras que Macron equipa a la policía contra los trabajadores con vehículos militares blindados de combate, el otro pretende crear nuevas cárceles…

A esta nueva forma de gobierno que se ha establecido sobre las cenizas de la democracia burguesa la llamamos fascismo liberal: Es „liberal“ porque su discurso y su acción son producto de la ideología neoliberal individualista extrema; y es „fascista“ porque conside­ra a los „otros“ como „nadie“ (Macron) y vincula la „fuerza“ con el hecho de pertenecer a una raza „superior“ como compinche de esta organización. A su vez, el objetivo fundamental de este grupo de „compinches“, que también tiene una estructura oligárquica, con­siste en acabar con la masa de miles de millones de trabajadores, a los que se les ha arrebatado la socialidad y a los que se considera una carga.

Frente a este nuevo panorama „ge­nocida“ que amenaza a toda la huma­nidad, ¿que tipo de organización social participativa nueva urge para sustituir a la antigua?“ La respuesta a esta pre­gunta la dan las masas trabajadoras que se movilizan para recuperar su so­cialidad perdida y dar un futuro al „pro­ceso de humanización“ del que son por­tadoras históricas. Los movimientos de los „chalecos amarillos“ y de „junio“, que hemos destacado, han puesto de relie­ve su exigencia inherente y la práctica de la „democracia directa“ mediante la creación de RIC (Referéndum de Inicia­tiva Ciudadana) en Francia y de „Foros Locales“ en Turquía.

Además de estas respuestas concre­tas y extremadamente apropiadas, la „falsa oposición“, que cuenta con el apoyo del capital, que ya no tiene nin­guna función histórica y que consiste en arrastrar los pies en la „democracia burguesa“ basada en la alianza de cla­ses, y que cuenta con el apoyo „cientí­fico“ de gente como E. TODD, también se ha puesto en el mercado para desem­peñar el papel de cuerpo de bomberos que hecha agua al incendio. Para noso­tros, este grupo será el obstáculo más importante para el proceso de demo­cracia directa en los próximos días.

  1. Aquí nos centraremos especialmente en las siguientes obras del autor; "Ou es sommes nous?" (2017) y "La Défaite de l'Occident".