Marco Jean Paul Apaza Gonzales
Asesor Principal – Federación de Estudiantes del PERÚ (JDN-FEP)
Hace unos días, buscando documentos llenos de historia en el local institucional de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), encontramos con la recientemente electa presidenta de la Federación Universitaria del Cusco, unos registros en los que la FEP pedía a la fenecida Asamblea Nacional de Rectores (ANR), una nueva Reforma Universitaria.
Corría el año 2004, la FEP desde entonces y quizá antes, ya venía pidiendo una Segunda Reforma Universitaria, de esto tenemos archivos que ayudan a sostener esta afirmación. Entre las anécdotas que compartimos entre dirigentes, cuando lo fui, siempre bromeábamos sobre como la FEP ayudo a la construcción de la actual Ley Universitaria. Risas y llantos.
Entonces en la FEP, había un sector ligado al ex presidente regional de Cajamarca, Gregorio Santos, que tenía la conducción del gremio nacional, su actuación y complicidad en la promoción de la Ley Universitaria del Gral. Mora, es bastante conocida. Su crítica a la ANR dio nacimiento a un sistema similar, pero abanderado por la tecnocracia nacional.
Sin hacer mayores incidencias en la historia, paso a relatar como esta Reforma Universitaria que vió la luz en 2014, ha impactado en la educación peruana y en las promesas de industrialización que tenemos en suspenso hace 200 años. Un Bicentenario de la República que funge de repositorio de quejas, lamentos y protestas.
La Ley Universitaria que rige actualmente en el Perú, tiene dos etapas claramente diferenciadas en su discusión, la primera: en la Comisión de Educación del Congreso, donde la comunidad universitaria participó activamente, la segunda: cuando el Gral. Mora permitió el acceso de actores que impusieron su modelo de “Superintendencia”.
SOBRE SUNEDU Y SU ROL A 7 AÑOS DE
CREACIÓN:
La Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (SUNEDU), la cual goza de un extenso respaldo en las cúpulas tecnocráticas y medios de comunicación, no es parte del proyecto inicial que fue tímidamente aceptado por los gremios y sindicatos universitarios. Responde más bien, a un modelo de concepción educativa con la que diferimos.
De intervención, de corrección política, de control institucional, que es absolutamente contrario al principio de Autonomía Universitaria que está integrada en la Constitución Política del Perú. Autonomía para algunas cosas, intervención para otras. Lucha contra el lucro de algunos mercaderes, respaldo en el lucro de otros.
SOBRE LAS INICIATIVAS LEGISLATIVAS
QUE HARÍAN RETORNAR A LA ANR:
Hace unos días, se presentó dos proyectos de ley que tocaban la sacrosanta Reforma Universitaria Morada, los líderes de opinión de cartón saltaron hasta el techo defendiendo a los jóvenes del lucro, indignados por el retorno de universidades de fachada, polarizaban entre los que protegían la calidad y los que no.
¿De qué calidad hablan? De la que viene de grupos empresariales que vieron en la educación un mercado atractivo, en mi gestión habré recibido miles de denuncias de esas universidades a las que nombran como modelos a seguir, gran parte de ellas con denuncias en SUNEDU que nunca tuvieron una respuesta firme.
Su calidad, como es evidente, difiere a lo que es calidad para el resto del mundo. Su combate al lucro es dirigido únicamente a los capitales nacionales, pero no reniegan cuando esas inversiones vienen de afuera, porque en el fondo la contradicción es entre los mercaderes nacionales y los internacionales. ¿Dónde quedan los estudiantes?
Lejos de los apasionamientos, de la posición del mal menor a la que estamos acostumbrados los peruanos, cientos de miles de estudiantes ven indiferentes esta disputa entre mercaderes de la educación. Cualquiera que gane, al final seguirá implementando la destrucción de la universidad pública y la promoción de la universidad privada societaria.
Fujimori, gestor y principal impulsor de este modelo educativo, con la imposición constitucional y el decreto legislativo 882, es el responsable de que hoy tengamos universidades cascarón, así como existen combis asesinas que, si no te matan rápidamente con sus llantas, te matan lentamente con la contaminación que emiten.
Y aquí estamos de nuevo, estudiantes repensando todo de nuevo y no cayendo ingenuamente en esa polaridad, no hay garantía de calidad educativa con SUNEDU, no hay esperanzas de retornar la ANR, pero sí tenemos la ambición de no escoger al mal menor, debemos plantear una tercera propuesta.
SOBRE DISCUSIÓN Y PROPUESTA DE
LOS ESTUDIANTES:
Podrán salir todos los líderes de opinión a gritar que esta Reforma Universitaria se defiende porque representa la calidad, podrán salir todos los congresistas a votar precipitadamente a favor de SUNEDU, pero esos agentes del extranjero que coordinan dichos respaldos, no podrán comprar jamás la conciencia de los cientos de gremios estudiantiles.
La última batalla sobre lo que representa calidad, lucro y educación, se encuentra en los gremios de estudiantes, los cuales en su gran mayoría rechazan esta Ley Universitaria hecha desde arriba, impuesta desde afuera y que simboliza la universidad excluyente, provista de privilegios y llena de elitismo.
Con la historia de nuestro lado, miles de estudiantes y egresados, que conocemos lo que pasó en 2014, sabemos que una universidad abierta a la sociedad depende de un gobierno universitario autónomo y decente, de mayor presupuesto público y de voluntad política del gobierno de turno, de preparar al país hacia el desarrollo de ciencia y tecnología.
Ninguna sociedad en la historia ha triunfado sin innovación tecnológica. ¿Por qué ahora si ocurriría? Explotando nuestros recursos naturales, que es la receta del neoliberalismo, nos vamos a industrializar. Hace 200 años venimos esperando esa promesa. No solo no llega, tampoco sería una salida de llegar. Industrializar para qué, es la pregunta.
¿Para producir más oro, más plata, más bronce? ¿O para encontrar y producir medicina para las enfermedades prevenibles que tenemos en la selva peruana? Que es desarrollo y para que nos desarrollamos, tenemos que ir más atrás para repensar el país, no basta salir a gritar, el esfuerzo intelectual es el prioritario en esta etapa.
Hacia eso vamos, hacia la discusión de que país queremos, y en consecuencia, que universidad necesitamos, hay claridad en rechazas la Ley Universitaria, pero también de combatir el lucro en la educación, de impulsar la discusión constitucional, de plantear una nueva Ley Universitaria desde los estudiantes, nacida de las aulas, aprobada en el paraninfo de la Universidad Nacional del Centro del Perú.
La Independencia del Perú fue un suceso económico, era requerido para cuidar los negocios en Buenos Aires, nunca fue un sentimiento nacional, de hecho, hasta la fecha tenemos disgregados los pueblos en una aparente integración, reducida al cariño a la Selección Nacional de Fútbol. Con esa precaria identidad, no podemos llamarnos independientes.
Con la oportunidad de construir desde el Gobierno, con las necesidades que surgen de la pandemia por la infección por COVID-19, y aprovechando la atención por los proyectos de ley en el Congreso, debemos apresurarnos en alumbrar esta nueva Ley Universitaria que enfoque a los claustros universitarios al desarrollo de la humanidad, de la vida, de la libertad.
Atentamente